F = K* | q1 * q2 r2 |
F = G * | m1 * m2 r2 |
Representan la intensidad de las interacciones electromagnética y gravitatoria, respectivamente y suponen una forma de traducir las interacciones a medidas de fuerza.
K y G dan una medida de la intensidad de la interacción
entre objetos macroscópicos, tales como imanes o planetas. En el fantasmal
mundo cuántico, donde las interacciones entre partículas materiales
son transmitidas por las partículas portadoras de fuerzas, los físicos
usan las llamadas constantes de acoplamiento fundamentales para describir la
intensidad de una interacción. Estas constantes de acoplamiento son muy
importantes porque revelan la verdadera y fundamental naturaleza de las interacciones
en cuestión. Medirlas también nos puede retrotraer a los comienzos
del tiempo, como veremos más tarde.
En este proyecto vas a medir la intensidad de la fuerza fuerte que mantiene unidos a los quarks dentro de los protones, neutrones y todas las demás partículas compuestas por quarks. Al igual que la fuerza electromagnética, la fuerza fuerte actúa entre cargas, aunque estas no son las familiares cargas eléctricas de la electromagnética, sino otras, a los que los físicos llaman cargas de color.
A diferencia de la carga eléctrica, que es de dos tipos, positiva y negativa, la carga de color tiene tres variedades, a las que los físicos llaman rojo, azul y verde. Sólo los quarks y los gluones que actúan entre ellos tienen carga de color y por eso son los quarks las únicas partículas materiales que sienten la fuerza fuerte.
Todos sabemos que cuando se acumulan muchas cargas eléctricas
empiezan a saltar chispas, como sucede, por ejemplo, en los rayos... ¿Por
qué nunca se ven “chispas de color”? El motivo es que todas
las partículas compuestas por quarks, como los protones y neutrones son
neutras respecto al color. Contienen bien un quark de cada color (y al sumar
rojo, verde y azul se obtiene blanco), bien un quark y un antiquark de un color
y su correspondiente anticolor, respectivamente. Esto significa que no existen
agrupaciones de un solo color. La exigencia de la naturaleza de que todas las
partículas compuestas sean neutras respecto al color es la razón
de que nunca se vean quarks individuales escapándose de las desintegraciones
de partículas Z, sino más bien “chorros” (jets)
de partículas compuestas.
Un protón está hecho de tres quarks unidos por la fuerza fuerte.
La interacción fuerte entra en juego cada vez que una partícula Z se desintegra en un par quark – antiquark. Sin embargo, nunca llegamos a ver de verdad a los propios quarks y antiquarks, porque la naturaleza ha sido suficientemente reservada como para prohibir que los quarks existan como partículas libres, no ligadas. Lo que ocurre es que al separarse el quark y el antiquark de la pareja, la fuerza fuerte entre ellos se va haciendo más y más intensa hasta que finalmente se forman nuevas partículas al condensarse en materia la energía de la interacción. Al final, lo que se ve en los detectores de partículas es un chorro de partículas. Piensa que al quark y al antiquark que se separan les pasa lo que a una banda elástica que se estira cada vez más; cuanto más se separan estas partículas, mayor se hace la fuerza hasta que al final la banda se rompe... ¡y entonces tienes dos bandas elásticas en lugar de los fragmentos rotos de una! En el LEP, la energía era tan grande que el resultado de estirar una banda elástica daba lugar a sus buenas 20 bandas, más o menos, volando por todas partes. Este es el motivo de la estructura en chorros (o jets) de las desintegraciones del Z en pares quark – antiquark.
Normalmente, un par quark – antiquark da lugar a dos chorros moviéndose espalda contra espalda (es decir, formando un ángulo de 180º). Sin embargo, si hay un tercer gluón implicado, formará un tercer chorro aislado de partículas y el suceso tendrá una estructura de tres jets; los físicos dicen a veces que éstos son sucesos “Mercedes”. El chorro que viene del gluón extra se puede reconocer a menudo porque, generalmente, es menos energético que los demás. Si hay aún más gluones implicados, los sucesos pueden tener cuatro o cinco jets. Ya que la probabilidad decrece con el número de chorros, esto nos proporciona una forma de obtener el valor de as. Todo lo que tienes que hacer es contar el número de sucesos de tres jets y dividir entre la suma de los sucesos de dos jets y cuatro o más jets. Al final, lo que queda es justamente as:
as = | N3 jets
N2 jets + N4 jets o más |
Ahora ya estamos listos para comenzar con el experimento.
Pista: Recuerda que las partículas de baja energía se curvan más que las de alta energía en el campo magnético del DELPHI, lo que puede provocar confusiones, ya que las trayectorias de algunas pueden curvarse de modo que parezcan estar asociadas formando un jet. Al identificar jets, concéntrate en las trazas más rectas y fíjate en la dirección inicial de las curvadas para asociarlas a un jet.
Aquí están los diez archivos de cien sucesos cada uno para estudiar. Todos ellos proceden de colisiones a 91 GeV y son desintegraciones de bosones Z registradas en 1998:
Cuando hayas terminado, compara tus resultados con el valor medido “oficial” y aprende algo más sobre el significado de esta medida.